En el año 1483 Jan de Vřesovice construyó el castillo, con el permiso del rey Vladislao Jagellon. Al señorío le pertenecían las aldeas de Trnovany y Šanov, que ahora forman parte de Teplice. En el siglo XVII se edificó la fortificación con bastiones que pronto sirvió durante la Guerra de los Treinta Años. Durante siete semanas se defendieron aquí las tropas imperiales y al final la guarnición se rindió; un par de años más tarde volvieron a repetir el mismo ejercicio. En esta ocasión el sitio duró doce semanas y al final los suecos se retiraron sin éxito.
Aunque la última palabra la tuvieron los invasores del norte que se apoderaron del castillo en el año 1639 pero cinco años más tarde abandonaron para siempre el país. La mayor parte de la fortificación fue derribada porque, teniendo en cuenta la anterior experiencia, los vecinos pensaron que servía más al enemigo que a ellos. Solo las casamatas eran utilizables y a finales del siglo XVIII el guardián del conde las transformó en vivienda suya. Y con eso acabó la época militar del lugar.
En adelante la ruina servía de meta para paseos románticos y además había un retaurante bien situado de mediados del siglo XIX. La edificación suplementaria proviene de finales del siglo XIX y fue construida por Edmund Clary-Aldringen, propietario de la ciudad y del castillo.
En la década de los sesenta del siglo XX, la organización paramilitar Svazarm adquirió el recinto bastante dañado. Desde entonces el monte Doubravka sirve a los radioaficionados y aquí se organizan diversos eventos culturales.